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VIDA Y REFLEXIONES DE UN FILÓSOFO TRASHUMANTE
Floren25, Amazon, 19 de agosto de 2021
El autor exhibe cualidades que por desgracia no suelen darse juntas en el ámbito de la Filosofía: muestra tener conocimientos profundos de los asuntos que aborda pero lo hace en un estilo claro, diáfano, nada pretencioso ni engolado. Confiesa a la vez su ímpetu estudioso y sus dudas acerca de la fiabilidad de lo que estudia. Ya desde el comienzo quedas convencida de su honradez intelectual sin dobleces, quedas desarmada por su sinceridad a tumba abierta.
Pero no sólo de filosofía se nutre el lector: Francisco Lapuerta entreteje su vida con las sucesivas inclinaciones filosóficas que se apoderan de él a lo largo del tiempo y del espacio: desde Tenerife a Barcelona, pasando por Nepal y Sri Lanka (que pillan de camino, como todo el mundo sabe). Según suele ocurrir en estos casos, el autor proyecta su filosofía hegemónica en cada momento sobre la forma en que contempla su existencia y los acontecimientos exteriores a ella.
Me encanta el personaje de Laura, la compañera sentimental del protagonista, cargada de un sólido sentido común y capaz de lanzar andanadas corrosivas a las panzudas teorías de los filósofos, hasta hacerlas estallar como globos de feria.
Entre los personajes secundarios de esta historia confieso mi debilidad por Juan Ignacio. En cambio Jacobo me cae un poco antipaticote y borde.
La figura del narrador se hace inevitablemente simpática tanto por la fiereza y encarnizamiento con que se entrega al estudio de la filosofía cuanto por lo abrupto de sus metamorfosis y cambios de rumbo (Habermas, Schopenhauer, Darwin) por los que va atravesando, cada uno de los cuales cree a pies juntillas que será el definitivo.
El libro cuenta tanto la evolución sentimental de Laura con el narrador (con altibajos, pero con cierta tendencia al declive progresivo, algo a lo que escapan muy pocas relaciones de pareja, si alguna), como asimismo su evolución intelectual, con unos bandazos desconcertantes. En primer lugar nos habla, con bastante autoironía, de su interés por Jürgen Habermas y su abstrusa filosofía (y la más impenetrable aún de Edmund Husserl); a continuación se interesa por Schopenhauer y las filosofías y religiones orientales (sobre lo cual acaba escribiendo su tesis doctoral); para por último recalar en la biología darwinista y algunos de sus tentáculos: primates, loros, la autoconsciencia en humanos… En todos estos cambios de rumbo, el narrador se entrega a fondo a su afición intelectual del momento y, por supuesto, la considera el Santo Grial definitivo.
La lectura es en todo momento fluidísima (gracias en buena medida a la gran cantidad de detalles concretos que se dan y también a la considerable pericia literaria del autor) y posee un muy reseñable interés teórico y humano. De las tres partes de que consta el libro la primera es la narrativamente mejor servida y la última la más interesante desde el punto de vista teórico, siendo la segunda la más exótica.
Especialmente sugestiva me ha resultado la explicación que ofrece Francisco Lapuerta de la relación que existe entre la ovulación oculta de las hembras humanas y el fomento de la cooperación entre los machos que esto trae consigo. También está muy bien expuesto el altruismo recíproco en humanos y otras especies animales (con especial atención a los agapornis y sus conductas de acicalamiento); y es muy incitante la afirmación de que el origen de las emociones morales está en las normas tácitas que rigen el altruismo recíproco y la actividad del juego en preadultos.
Estamos ante un gran libro (grande de tamaño, grande en la calidad), y sería una lástima que pasara desapercibido en medio de la jungla de bits de información en que vivimos.
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Lapuerta y el camino de la filosofía
José Antonio Montano, The Objective, 18 de agosto de 2021
Francisco Lapuerta Amigo, que pertenece a una aristocracia intelectual española en extinción, la del venerable cuerpo de catedráticos de instituto, de Filosofía en su caso, ha escrito un libro sorprendente: la obra de su vida. Es en parte novela y en parte ensayo autobiográfico; se le podría llamar también memorias filosóficas. Es, al cabo, un libro de filosofía en sentido profundo (y amplio): con la vida metida en el pensamiento y el pensamiento en la vida. Una lectura estupenda que me ha iluminado la primera mitad de agosto.
Confieso que recibí Laura o el camino de la filosofía (Caligrama) no sin contrariedad. Me disponía a salir de vacaciones con mi plan de lecturas armado y este tomo de casi novecientas páginas, que naturalmente me tenía que leer, por mi vieja amistad con el autor, me lo desarmaba por completo. Me bastó empezarlo para comprender que iba a ser la lectura perfecta. De hecho, me hice un cronograma para irlo leyendo a lo largo de todo el mes y me lo he zampado en quince días, llevado por la pasión.
Con una escritura clara, matizada, con frecuentes aciertos expresivos y un pulso que no decae, el libro está dividido en tres extensas partes (articulada cada una en capítulos y subcapítulos no demasiado largos: una de las claves de su fácil lectura), que se corresponden con las tres etapas de la formación del narrador-protagonista. Copio de la contracubierta, que las sintetiza bien: «La primera (‘Mundo de la vida’) tiene que ver con la ética y la política; la segunda (‘Liberación’), con la religión y la metafísica; la tercera (‘El naturalista’), con la biología y el problema de la autoconciencia». Cada una está bajo el influjo de un autor; respectivamente, los filósofos Jürgen Habermas y Arthur Schopenhauer y el biólogo Edward O. Wilson.
Lapuerta se entrega a estas etapas agotándolas en lo que puede, transmitiéndonos en las páginas que les dedica sus intereses, sus descubrimientos, sus problemas y sus dudas. Este «camino de la filosofía» va inserto en su peripecia vital, que abarca su trayectoria laboral como profesor de instituto, asuntos académicos relacionados con la elaboración de su tesis (impagables retratos de Adela Cantina o, sobre todo, Javier Sigüenza, trasunto de Muguerza), traslados, viajes, amigos (los filósofos y los «normales») y en especial Laura, su pareja y luego esposa y madre de sus hijas.
Laura es imprescindible porque se presenta, ya desde el título, como complementaria u opuesta al «camino de la filosofía». Aparte de la relación amorosa, intensa y con variaciones a lo largo de los años, Laura es el contrapunto pragmático al filósofo con «pájaros en la cabeza» (literalmente al final): esto permite unas veces esbozos de diálogos al modo platónico y otras escenas algo cómicas como las de don Quijote y Sancho Panza. Uno de los aspectos hermosos (y nobles) del libro es que incluye aquello que, en principio, desmentiría o incluso ridiculizaría un poco al autor. A veces se presenta a sí mismo como una especie de Woody Allen de la filosofía. Pero como la intención no es abiertamente humorística, sino sinceramente filosófica, lo que produce ante todo es un efecto de sabiduría: una sabiduría flexible como la vida. El libro es completo por eso.
Lo mejor es que lo mucho que tiene Laura o el camino de la filosofía de ensayo (en la línea de Montaigne) va aderezado con brillantísimos pasajes novelescos: la excentricidad (o singularidad) de sus amigos filósofos Juan Ignacio Revuelta y Jacobo Méndez (personajes inspirados en Juan Antonio Rivera y Jorge Mínguez), y las conversaciones con ellos, las estancias en Tenerife y Barcelona, los largos viajes aventureros a Nepal y Sri Lanka… Cuando se decide a estudiar las religiones orientales para su tesis sobre Schopenhauer y busca dónde aprender sánscrito en Barcelona, encuentra al anciano erudito Amat Ortega, propietario de peluquerías: es en estas, tras el cierre, donde recibe sus lecciones.
Otra muestra de cómo la filosofía confluye con la literatura se da en la última parte. Cuando Lapuerta se embarca en sus estudios paleoantropológicos y biológicos, convencido de que «la idea más importante de la historia» es «la selección natural de Darwin», tras profundizar en los homínidos y los primates, descubre a los loros (a los «psitácidos»: loros, papagayos, cotorras, cacatúas y periquitos), por los que se apasiona, hasta el punto de que su obsesión por tener en casa dos loros grises africanos pone en peligro su matrimonio. Por la inteligencia de estos animales, intuye que puede investigar en ellos los orígenes de la moral y la conciencia. Su camino le lleva a algo inédito: «vincular a los papagayos con la filosofía».
Al término del libro, melancólico pero también vigoroso («desposeído, pero dueño de mi vida libre y desnortada», escribe el autor), el lector se da cuenta de que en el recorrido se han tratado los temas filosóficos fundamentales. Ha sido la lectura perfecta porque está todo en ella: esos temas y también la vida admirable. Particularmente admirable la vida del amigo Lapuerta Amigo.
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EL FILÓSOFO FRANCISCO LAPUERTA ESCRIBE SU MAGNÍFICO ENSAYO DE VIDA EN LAURA O EL CAMINO DE LA FILOSOFÍA
Redacción, Canarias Noticias, 16 de agosto de 2021
La editorial Caligrama publica Laura o el camino de la filosofía. El libro es una mezcla entre ensayo filosófico y autobiografía en donde Francisco Lapuerta Amigo reflexiona y expone vivencias personales y aprendizajes robustos.
En la obra, el narrador cuenta el paso por tres etapas diferenciadas de la existencia en las que indaga en temas como la ética, la política, la religión, la metafísica, la biología y el problema de la autoconciencia.
El público lector se adentrará en varias líneas de sucesos, como el esfuerzo realizado por el protagonista en el marco de la filosofía académica y la relación personal que tiene con la protagonista, Laura. «La relación de pareja y la indagación filosófica, vividas en paralelo, muestran que la filosofía no es algo separado de la vida personal, sino que nace de ella de un modo radical, como decía Ortega», cuenta el escritor.
El texto es un testimonio sobre las dificultades que surgen en la investigación teórica y la entrega en la búsqueda de la verdad en el que no faltan pasajes contados con un inteligente sentido del humor. La humildad, la autocrítica, la duda, la curiosidad y el entusiasmo, son algunos de los temas que se encuentran en estas páginas, además de un diálogo continuo entre tradición y progreso, la autoconciencia, el placer, el sentido de la vida, las creencias religiosas y la autocomprensión como seres naturales.
La filosofía resuena fuertemente a lo largo de la obra. La literatura de Francisco Lapuerta Amigo es clara y profunda, rigurosa y estimulante, y toca el lado luminoso del pensamiento. Lo individual trasciende a una formidable mirada de la realidad.